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Concurso de acreedores

El concurso de acreedores establece un mecanismo mediante el cual se satisfacen las deudas pendientes. Sin embargo, también opera como una oportunidad para empezar de nuevo y como una medida de salvaguarda social.

Como medio para satisfacer las deudas, garantiza que todos los acreedores sean tratados en igualdad de condiciones. Este principio, conocido como par conditio creditorum, evita que el primero en iniciar la reclamación vía judicial perjudique las posibilidades de cobro del resto.

Cabe añadir que esta solución se enfoca en preservar la continuidad de la actividad económica de la empresa, de esta manera, se busca prevenir el impacto social que podría emerger con la quiebra de multitud de empresas.

En resumen, este proceso de concurso de acreedores busca proporcionar:

>> Un plan de reestructuración: Se busca facilitar la continuidad de la actividad económica mediante la elaboración de un plan que permita la reorganización y viabilidad de la empresa en dificultades financieras

>> Una solución de pago parcial pero equitativa para todos los acreedores: Se busca garantizar que los acreedores reciban un pago justo y proporcional a sus deudas, respetando el orden establecido por la ley en cuanto a la prioridad de los créditos.

>> En casos extremos, la liquidación del patrimonio del deudor: Si no es posible alcanzar una reestructuración exitosa o garantizar un pago equitativo, se procede a la liquidación de los activos del deudor con el fin de utilizarlos para pagar las deudas pendientes.

En conjunto, estos elementos conforman el proceso de concurso de acreedores, con el objetivo de solucionar de una manera ordenada y justa las dificultades financieras y las deudas de una empresa o individuo insolvente.

El concurso de acreedores no está limitado únicamente a las empresas, ya que también puede ser iniciado por particulares, fundaciones y herencias.

Es importante tener en cuenta que la mayoría de los casos de concurso de acreedores involucran a empresas. Por lo tanto, aunque se hagan menciones específicas a «la empresa» o «el empresario» como el sujeto del concurso, esto no debe interpretarse de manera exclusiva, ya que también puede aplicarse a un particular.

Cuando se trata del concurso de acreedores de personas físicas, se suele hacer referencia principalmente a la Ley de la Segunda Oportunidad. Esta legislación se utiliza mayoritariamente para abordar los procesos de insolvencia de individuos.

El empresario tiene la responsabilidad de solicitar el concurso de acreedores cuando se encuentre en una situación de posible insolvencia, ya sea, insolvencia actual o inminente. Si no cumple con esta obligación, puede enfrentarse a una declaración de culpabilidad del concurso, que se explicará más adelante. Además, sus acreedores tienen la facultad de iniciar dicha solicitud si el empresario persiste en no hacerlo.

En cualquier caso, según la Ley Concursal, se puede solicitar el concurso desde el momento en que sea «objetivamente previsible» que, sin un plan de reestructuración, el empresario no podrá cumplir regularmente con sus obligaciones durante los próximos dos años. Sin embargo, se requiere que el concurso se declare en el momento en que sea imposible cumplir «regularmente» con dichas obligaciones.

El cumplimiento regular de las obligaciones se puede evaluar desde varias perspectivas:

  • Económicamente implica que la empresa no pueda pagar completamente sus deudas.
  • Temporalmente implica que la empresa no pueda satisfacerlas regularmente.

Además, se considera que no se puede cumplir regularmente con las obligaciones si se recurre al endeudamiento sistemático, ya que esto solo genera una apariencia de solvencia que puede resultar en una deuda mayor debido a los intereses.

Una vez constatada esta situación, el empresario debe solicitar el concurso de manera voluntaria en un plazo de dos meses.

También es posible realizar una comunicación para iniciar negociaciones con el objetivo de alcanzar un plan de reestructuración. Esta comunicación debe incluir información más detallada y otorga un periodo de protección de tres meses, que puede ser prorrogado por otros tres meses más si es solicitado o aprobado por los acreedores que representen más del 50% del pasivo potencialmente afectado por el plan de reestructuración.

El concurso de acreedores puede ser iniciado tanto por el deudor como por sus acreedores. En el primer caso, se denomina concurso voluntario, mientras que en el segundo caso se trata de un concurso necesario.

El concurso voluntario debe ser presentado por el propio empresario cuando prevé que no podrá cumplir regularmente con sus obligaciones que vencen en los próximos dos años, o dentro de un plazo de dos meses desde que tiene conocimiento de su insolvencia.

El concurso necesario es presentado por un acreedor cuando ha intentado sin éxito el cobro de una deuda.

Para iniciar el concurso necesario es requisito previo demostrar la situación de insolvencia de la empresa, para lo cual se deben presentar los siguientes documentos:

  • Una memoria económica.
  • Un inventario de bienes y derechos.
  • Una lista de acreedores.

Estos documentos son esenciales para evaluar la viabilidad del concurso y también se utilizarán para determinar los activos y pasivos de la empresa.

LAS 5 FASES DEL CONCURSO DE ACREEDORES

El proceso de concurso de acreedores se compone de cinco etapas, aunque no todas ellas son necesariamente aplicables en cada caso.

Cada concurso sigue un curso particular, y mientras que en algunos casos se puede evitar mediante la implementación de un plan de reestructuración (un mecanismo previo al concurso destinado a empresas con dificultades financieras, que permite tomar medidas en una etapa más temprana), en otros casos puede ser necesario proceder a la liquidación de la empresa.

Las etapas del concurso son las siguientes:

1- Plan de Reestructuración:

En esta fase se busca establecer un plan que permita la reorganización y viabilidad de la empresa en dificultades financieras.

2 – Actos Previos

Se llevan a cabo acciones preparatorias, como la recopilación de información financiera y la comunicación a los acreedores.

3 – Fase Común

Aquí se llevan a cabo los trámites y actuaciones generales del proceso de concurso, como la verificación de créditos y la designación de administradores.

4 – Fase de Resolución

En esta etapa se toman decisiones sobre la reestructuración o liquidación de la empresa, se realizan subastas de activos y se distribuyen los fondos entre los acreedores.

5 – Calificación del Concurso

En esta última fase, se determina si el concurso es considerado como culpable o fortuito, lo cual puede tener implicaciones legales adicionales.

Cabe destacar que no todas estas etapas se presentan en todos los casos de concurso de acreedores, ya que cada situación puede ser diferente y requerir medidas específicas.


a)   El concurso de acreedores es un procedimiento que permite la satisfacción ordenada de las deudas, pero también actúa como solución una segunda oportunidad y como una herramienta de protección social.
b)   Es responsabilidad del empresario solicitar el concurso de acreedores cuando se encuentre en una situación de insolvencia actual o inminente.
c)   El concurso de acreedores puede iniciarse tanto a petición del deudor mismo (concurso voluntario) como a solicitud de un acreedor que haya intentado cobrar una deuda sin éxito (concurso necesario).
d)   El proceso de concurso de acreedores se divide en cinco etapas, aunque no todas ellas son necesariamente aplicables en cada caso: plan de reestructuración, actos previos, fase común, fase de resolución y calificación del concurso.
e)   En el concurso de acreedores se establece un orden de prioridad para el pago de los créditos. Los créditos contra la masa tienen la máxima prioridad, seguidos por los créditos privilegiados y, por último, los créditos subordinados.

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